lunes, septiembre 17, 2007

Las preguntas y su movimiento


LLeva razón Ignacio Fernández cuando, en su comment a mi entrada anterior, se refiere al coaching como el resultado de cambiar al observador que somos. Matizaría que ese es el coaching efectivo, pero podemos hablar de un proceso de coaching a aquel que trata de cambiar a ese observador siguiendo un determinado enfoque conversacional que entiende que el aprendizaje es un camino mayeútico de descubrimiento de nuevos paradigmas, aun cuando ese cambio no se produzca. Podríamos decir que fue un coaching fallido, que no obtuvo resultados, pero no me atrevería decir que no lo fue en su intención.

En cualquier caso, si empiezo dándole la razón a Ignacio, no es solo por buena crianza (siguiendo la frase tan usada en Chile) sino porque en realidad el Congreso al que aludo tiene como lema "Las preguntas que nos mueven", refiriéndose a la comunidad de coaches y es desde esta perspectiva desde la que vimos que el debate abierto por el Obispo Goic podría incluirse dentro de la categoria de coaching social, en la medida en que pretende cambiar enfoques desde los que la sociedad chilena y su gobierno contemplan la desigualdad y la brecha de pobreza, sin embargo no di todas las aclaraciones para situar adecuadamente el tema.


Hablo, entonces, de preguntas que nos cambian la vibración, que nos sacan de las respuestas automáticas, que nos impiden esas respuestas hechas que ya no abren surcos para lo nuevo. Hablo de preguntas que nos llevan a otro lugar, que encienden la luz en una habitación distinta a la que solemos estar.
En las últimas semanas he tenido varias de esas conversaciones en mi rol de coach, quiero referirme a la que tuve con "R" mientras recordábamos que cuando empezamos nuestro trabajo hace meses, se sentía cansado de ser un técnico de primera clase, así se describió él, pero con un gran abandono de sí mismo, sin vivir el presente, sin entregarse a nada.

Hemos trabajado y seguiremos trabajando con varias preguntas motoras:
  1. ¿Qué tienes que perdonarte?
  2. ¿Qué valoras en tí?

  3. ¿Qué quieres realmente construir?

  4. ¿Qué quieres recuperar para sentir el balance que te da equilibrio?

pero hay una que le dejó pensando, que le llevó a esa habitación no visitada a la que me refiero:

- ¿En qué tienes que fracasar? - le pregunté

- No te entiendo -me dijo

- Me refiero a esas situaciones que no nos gustan, que nos agobian pero que mantenemos por inercia, por cobardía, por falta de fuerza; a esas situaciones que nos lastran y que deberíamos soltar, no seguir resistiendo con explicaciones que no tienen asidero. Declarar que fracasamos en ellas puede ser un gran triunfo.


R me miró con esos brillos que ya se interpretar, tienen que ver con la sorpresa y el camino que abre, tienen que ver con movimiento.